domingo, 3 de octubre de 2010

CLARIN Y UNA VERDAD

INTERÉS GENERAL
GRUPO CLARÍN: EL GRAN MONOPOLIO ARGENTINO
Cuando el poder empresario empezó a darse cuenta que podía avanzar sobre los medios de comunicación y establecer relaciones con el poder político de tal manera que a través de sucesivas disposiciones legales (llámense decretos de necesidad y urgencia) o leyes concebidas al amparo de la última dictadura, comenzó entonces una carrera por alcanzar papeles dominantes en la prestación de servicios de la comunicación.

Argentina es el cuarto país en el mundo en penetración de la TV por cable por hogar detrás de E.E.U.U., Canadá y Dinamarca. El desarrollo del cable en nuestro país tuvo inicio en la década del 80 y se apoyó en dos ejes: la implantación de zonas rurales del interior y de zonas semi-rurales distantes que carecían de servicios de TV por antena. Hacia 1988 antes de la etapa de las privatizaciones se estimaba que había solo 500.000 suscriptores de cable.

En la actualidad se calcula que hay más de seis millones de abonados en el país. Estas empresas, alrededor de 700, facturaron en el año pasado (2008) alrededor de $ 2.552.000.000 (dos mil quinientos cincuenta y dos millones de pesos). La facturación del último ejercicio de “Multicanal” fue de $ 638 millones y de la “Cablevisión” de $ 883 millones de pesos. Por cantidad de abonados en el ranking sigue “Supercanal” del Grupo Vila (mendocino) con 404.500 abonados: DirecTV tiene 440.000 abonados y “Telecentro” del empresario duhaldista Alberto Pierri tiene 200.000 abonados.

Alberto Pierri

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la concentración del Grupo Clarín alcanza el 85%.

Pero vayamos directamente al como se consolidó el Grupo Clarín a través de los distintos gobiernos.

Los primeros pasos del holding hacia la inserción y posterior expansión en el mercado de las comunicaciones comenzaron en la dictadura militar. Con el objetivo de dejar de depender de los insumos extranjeros para poder publicar diarios o revistas, los principales periódicos del país obtuvieron de gobierno dictador de Juan Carlos Onganía la decisión de construir la planta de “Papel Prensa”. Se crea entonces el fondo para el desarrollo de la producción de papel celulosa (Decreto Ley 18.312 de agosto de 1969). Y se fija una “Tasa” de contribución del 10% a la importación de papel hasta montar una fábrica de papel argentina. De esta manera TODOS los diarios del país pagaron durante 10 años el 10% de sus importaciones de papel. Más adelante la protección arancelaria para la importación de papel aumentaría 49% por lo que la empresa se convertiría en la única alternativa posible para la adquisición de papel por parte de cualquier diario.

Para el año 1977 Papel Prensa estaba constituida de forma cuatripartita: sus acciones se repartirían en forma equivalente entre los diarios Clarín, La Nación, La Razón y el Estado nacional. O sea que tres empresas del rubro periodístico se quedaron a un precio irrisorio (el traspaso de las acciones se había hecho a un precio tres veces menor del valor real), se quedaron decía con la planta que todos lo periódicos del país habían pagado durante diez años. Primera estafa de los comunicadores de la verdad que consumen los argentinos. El diario La Razón como consecuencia de su quiebra en los años 80, le vendió todas sus acciones al holding de Papel Prensa. Sin embargo el paquete accionario en vez de costar 20 millones de dólares, le costo al grupo solo 6 millones de dólares. Más tarde en años 90 la cámara de apelaciones iniciaría juicio político al juez Foiguel López por haber autorizado la venta de las acciones a precio vil. Por supuesto no hubo nunca resolución al respecto. Segunda estafa de los grupos más “serios” en materia de la información de la que se nutren y opinan los argentinos.

Pero sigamos con el “Grupo Clarín”. Luego de la derrota de Malvinas, a diferencia de los otros medios, que habían apoyado a la dictadura y ahora corrían a alinearse con los nuevos tiempos democráticos, “Clarín” consideraba que aún había algo más que negociar con el Gral. Bignone, el último presidente de facto, y el objetivo eran nada menos que las acciones del Estado de Papel Prensa S.A. y Bignone redactó el decreto de venta de las acciones del Estado al Grupo Clarín por sólo 6 millones de dólares. Este acuerdo sería anulado por Raúl Alfonsín al estimar que la parte del Estado valía por lo menos 25 millones de dólares. Para esta época “Clarín” ya tenía participación accionaria en la agencia Diarios y Noticias y controlaba la impresión de libros y revistas desde “Artes Gráficas” Rioplatense S.A. También fue para la década del 80 que Clarín compro “Radio Mitre”, muy a pesar de que la ley de radiodifusión 22.285 prohibía a los dueños de diarios ser propietarios, socios o tener vinculación alguna con una emisora de radio o televisión. “Radio Mitre” pertenecía a una sociedad formada por Pablo Gowland, Joaquín Oteiza, Julio Moyano y Víctor Dapiche. Moyano también era el responsable artístico de la radio. Ante la debacle económica y la abultada deuda que la sociedad tenía con el “Banco Mariva”, en el cual también tenía participación accionaria “Clarín”, Julio Moyano vende sus acciones a fines de 1985. Sus socios al desaparecer el principal operador de la emisora, deciden transferir sus acciones a “Clarín” a pesar de estar prohibido por la ley aún vigente. Entre fines de 1985 y comienzos del 86, el directorio de Radio Mitre cambió su composición e ingresaron dos nuevos integrantes provenientes del “Banco Mariva”, Abel Maloney, redactor de “Clarín” y posterior gerente general de la emisora, fue la cabecera de playa para definir quienes quedarían en la emisora y a quienes se despedirían. La 790, o sea “Radio Mitre” había empezado a pertenecer a “Clarín” en violenta infracción al artículo 6 de la ley de Radiodifusión, pero el gobierno radical de entonces miró para otro lado.

Con la Ley de Reforma del Estado 23.696, por medio de la cual se enajenó vilmente al país, se les permitió, Menem mediante, a las empresas periodísticas el acceso a las licencias de Radiodifusión. Con lo cual, el primer paso hacia la privatización, previo a las Telefónicas o Aerolíneas, fue la convocatoria por parte del Estado a concurso público para la adjudicación de las licencias de las emisoras de Canal 11 y de Canal 13. Esta operación iba a convertirse en símbolo de una estrecha relación entre el Grupo Clarín y el modelo rentístico y no periodístico impulsado por la administración central. Con las nuevas normativas vigentes, propulsadas por Menem el “holding” volvía a encontrar las reglas de juego a su favor para profundizar el proceso de concentración económica, expansión y supremacía en el mercado comunicacional.

En 1992 el “holding” realiza dos adquisiciones importantes que lo posicionarían en forma privilegiada dentro del mercado de la telefonía móvil y de la televisión por cable. A través de la asociación con el grupo estadounidense GTE, explota la Compañía de Teléfonos del Interior CTI, actualmente denominada “Claro” comprada por el grupo “América Móvil” del mexicano Carlos Slim.

Por otra parte el holding “Clarín” adquirió el sistema de TV por cable “Video Cable Privado”, que más tarde pasó a ser Multicanal y que hasta el año 2000 fue la principal operadora de cable en la Argentina y en América Latina. Según el Decreto 264/98, los prestadores del servicio de telefonía básica y de larga distancia debían ser operadores de telefonía móvil y de redes físicas de TV por cable, con lo cual el Grupo Clarín ya se encontraba habilitado y compitiendo con Telefónica y Telecom, entre otros.

En esos años aparece Carlos Avila, con los derechos de televisación del fútbol argentino, cedidos por la A.F.A. por cinco años. Previo pago de derechos la A.F.A. debía autorizar que cada viernes se enfrentara un equipo grande con uno chico, para poder vender el “paquete” en el interior.

Carlos Avila

Al poco tiempo, nacen dos empresas: Televisión Satelital Codificada (T.S.C.) y Telered Imagen S.A. (TRISA). En pocas semanas ya era Clarín quien tomaba las decisiones en A.F.A. manejando los fixtures y también la comisión de árbitros para asegurar que siempre un equipo grande estuviera luchando por un título y tener asegurada la audiencia. La creación del diario deportivo Olé y la creación de un canal deportivo, “TyC Sport”, fueron la natural evolución del proceso.

En 1999 el Grupo Clarín se constituye como una sociedad anónima siendo sus accionistas mayoritarios Ernestina Herrera de Noble (segunda esposa de Roberto Noble, el fundador de Clarín) Héctor Horacio Magnetto, Juan Antonio Aranda y Lucio Rafael Pagliaro. Posteriormente se vendió el 18% de las acciones del grupo financiero Goldman Sach Group por un monto de 500 millones de dólares. Los que le permitió al holding Clarín reducir sus pasivos y contar con una nueva fuente de financiación. Conviene aclarar aquí que el grupo junto con el banco de inversión Goldman Sach es uno de los grupos de inversión más grande del mundo y a su vez fue el banco intermediario del famoso “Megacanje” de Cavallo durante el gobierno de De La Rúa con el cual se agigantó la deuda externa. Héctor Magnetto el principal operador del Grupo Clarín y tenía también en esa época el control del nuevo diario Página 12, porque molestaba demasiado a Menem. Y por seis millones de dólares de entonces se apoderó del control accionario que luego sería vendido a Spolky.

Todo este proceso de fusiones y compras iban a significar un enorme endeudamiento del Grupo Clarín… este grupo que había sido beneficiado por las calificaciones financieras internacionales había conseguido crédito externo, a tasas internacionales, sin el “spread” adjudicado por el “riesgo argentino”. Pero la debacle económica de nuestro país en el 2001 colocó al holding en una situación financiera muy difícil. En el 2002 el Decreto 1269/02 modifica la ley de sociedades comerciales Nº 19.550 que en artículo 206 preveía que la reducción de una sociedad es obligatoria cuando las pérdidas insumen las reservas y el cincuenta por ciento del capital. Una sociedad sin capital no puede entre otras cosas, llevar a cabo su objeto, ni ofrecer a los terceros acreedores la garantía al cobro de sus créditos, motivos por el cual la ley dispone su disolución.

No obstante, el nuevo decreto suspendió tal artículo atentando así contra uno de los principios básicos de la ley de sociedades. Dicha suspensión era temporal, pero en 2003 un nuevo decreto disponía una prorroga hasta diciembre de 2004 por entender que el Estado de emergencia pública se mantenía.

Durante el gobierno de Eduardo Duhalde las empresas más poderosas endeudadas, entre ellas el Grupo Clarín, ejercieron la influencia necesaria para que la pesificación se entendiera a las deudas contraídas con la banca local. Esta nueva disposición legal, pero no justa, le permitió al holding Clarín la licuación de pasivos con el sistema financiero local por un monto total de US$ 56.800.000 (cincuenta y seis millones, ochocientos mil dólares).

Las modificaciones de sistema legal a favor de Clarín durante el gobierno de Duhalde no cesarían y así se llega a la sanción de la Ley de Preservación de Patrimonios Culturales 25.750, bautizada por el diario “Ámbito Financiero” como la “Ley Clarín”. O sea que la devaluación por la cual le permitió al holding “licuar” sus deudas nacionales era de más de mil doscientos millones de dólares (casi el presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires en el 2003).

La ley concedida graciosamente por el Congreso Nacional rezaba que… “La propiedad de los medios de comunicación debe ser de empresas nacionales, permitiéndose la participación de empresas extranjeras hasta un máximo del 30% de capital. De esta manera Clarín evitaba que sus acreedores reclamasen la propiedad de algunos de los medios pertenecientes al grupo a cambio de la deuda contraída (el denominado “Gran Down”) lo cual significó una sólida base desde la cual negociar la deuda con acreedores que ya sabían de antemano que no podían hacerse del activo para el cual habían prestado mucho dinero. Paradójicamente la fiscal Gil Carbó ha denunciado que el Grupo Clarín ha violentado la ley de patrimonios culturales en relación a la posesión del 40% del paquete accionario de cable visión por parte del grupo extranjero “Fintech”.

Hernestina Herrera de Noble

En el año 2005 una nueva medida oficial vuelve a beneficiar al Grupo Clarín. Es sancionada en la ciudad de Buenos Aires la Ley 1.877 que regula la instalación en el espacio público aéreo de redes de TV por cable y sus servicios complementarios. En la nueva norma, aquellos prestadores que ya poseyeran una red operativa en funcionamiento, entre los que se encontraban “Cablevisión y Multicanal”, podrían mantener sus redes en el aire en casi todo el terreno asignado, mientras que las futuras empresas (obvio competidoras), que pretendieran prestar el servicio de TV por cable debían instalar sus redes bajo tierra. Pero hay más aún. Como el plazo de diez años para soterrar todo cableado, ordenado por el ex–intendente Jorge Domínguez, vencía el mismo 2005, la disposición de Aníbal Ibarra prorrogaba ese plazo y exoneró a las empresas tanto de pérdida de sus licencias como de las abultadas multas que debían ser abonadas por incumplimiento.

En la actualidad la estrategia del Grupo Clarín en muy clara: generar, magnificar o aprovechar las debilidades de las distintas administraciones gubernamentales para socavar su poder y después extraerles concesiones desde una posición de fuerza. Por eso gobiernos que fueron doblegados por el grupo le concedieron la autorización activa o pasiva de medios cuya posesión simultánea está prohibida en todo el mundo democrático, también le permitieron la licuación de deudas que lo hubieran llevado a la quiebra, el control de la producción del papel subvencionado por el Estado, la asignación de la mayor pauta publicitaria so pena de amenazar con tapas destituyentes.

Y ahora el último botín por el cual va el grupo es la última tecnología en las comunicaciones, el famoso triple-play. O sea un servicio que combina la señal de televisión, telefonía e Internet en una sola línea. En la Argentina Telecentro es el primer cable operador que ofrece triple-play en su concepción original. El Grupo Clarín lanzará su producto en el 2010.

En la Argentina, si no se aprueba la nueva Ley de Radiodifusión, ya no habrá más libertad de prensa, sino de empresa.

MEDIOS Y PORCENTAJES EN ACCIONES DEL HOLDING CLARÍN
Goldman y Sachs (banca financiera) 18% GC Dominio (Herrera, Magnetto, Aranda, Paglioto)

Agea 75% - Ferias y Exposiciones 75%. Diario Olé y Revista Genios.

Editoras de Revistas S.A. Revista Elle 75%.

La Razón 75%.

Radio Mitre y F.M. 100 100%.

Diario Clarín Ubi 100%.

Cable Visión 60%.

Fibertel 100%.

Canal 13 TV y Multicanal 100%.

Fintech 40%.

Fullzero, Flash y Ciudad Internet 100%.

Impiprost 50%.

Inversora de Eventos –Teledeportes. Compañía de medios digitales- 100%.

Agencia DyN de Noticias 25%.

Papel Prensa 50%.

Diario La Voz del Interior de Córdoba. Diario Los Andes de Mendoza 100% c/u.

TN canal de noticias 100% Canal Volver. Multideporte. Magazines. Canal 7 Bahía Blanca 100% c/u.

Artear Argentina 99.2%.

Polka 30%.

Patagonik 50%.

Canal Rural TV 50%.

TRISA S.A. TyC Sport 50%.
Composición de papel prensa en el 2007
Clarín 49%.

La Nación 22%.

Estado Nacional 28%.

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